AUSENCIAS, PRESENCIAS, desahogos y esperanzas, según José Antonio Vergara Parra

AUSENCIAS, PRESENCIAS, desahogos y esperanzas

La primera en la línea de sucesión de la Jefatura del Estado, la princesa de Asturias, juró la Constitución tras haber alcanzado la mayoría de edad. Un acto monísimo para los cortesanos, solemne para unos e indiferente para otros tantos. Me encuentro entre estos últimos aunque sospecho que por razones muy distintas de las de mis circunstanciales compañeros de bancada. La monarquía parlamentaria, que por motivos obvios anda interesada en su propia supervivencia, es muy dada a este tipo de ampulosas liturgias que tanto entretienen al populus. Hay ungidos por la gracia de Dios, por razón de la fuerza y por la fuerza de la razón pero casi todos sus protagonistas se licuan ante este tipo de ceremonias que tanto lustran sus cetros y alargan sus sombras.

Sabemos quiénes estuvieron y quiénes se ausentaron. Estos últimos me preocupan poco. Se les conoce bien; siempre fueron de frente. Jamás ocultaron sus propósitos pero mintieron sobre sí mismos. Dicen que son republicanos. Falso. Sólo quieren las repúblicas independientes de sus casas en las que los disidentes e impuros jamás serían bien hallados ni bienvenidos. Dicen que son demócratas. Falso. Sólo abrazan la democracia cuando ésta habla en su favor.  Dicen que son independentistas. Falso. Han hecho de su rebeldía una burlesca aunque suculenta forma de vida. Unos cambiaron el impuesto revolucionario por el erario público; el de allí y el de aquí. Excelente elección mas lo podrían haber hecho 1.000 muertos antes. Habría sido todo un detalle.  

Los otros, cuyas evidencias psicomorfológicas delatan su descendencia por línea directa de Wifredo el Velloso, se echaron al monte el día en el que el Molt Honorable Arturo Mas tuvo que acudir en helicóptero al parlamento catalán, para esquivar a sus indignados amotinados en las inmediaciones. “Fins aquí hem arribat, collons o algo así debió mascullar para sus adentros.  A partir de ese justo y revelador instante, dejarían de ser “sus” indignados para convertirse en “los” indignados de  la España que nos roba. Les ha ido muy bien con esa consigna aunque no tanto a su pueblo.

También faltaron el  indepe galleguiño, los acólitos del pirado de Sabino Arana, los estertores del marquesado de Galapagar y el coordinador de Izquierda Hundida pues de aquel salivoso beso con el frustrado azotador de mujeres insumisas nada bueno podía salir. Tenían razón los reacios de Izquierda Unida; toda la razón. De ahí que nuestras madres, sabias y amorosas, nos interrogaran machaconamente sobres nuestras ajuntaeras.   

Junto a las esperadas y anunciadas  ausencias, hubo impostoras presencias infinitamente más hirientes. Sin ir más lejos, y muy cerca de la Princesa de Asturias, hallábanse el alumno aventajado de Fernando VIIPedro I el Felón y su valido en estrados Conde-Pumpido. Algo más alejados, aunque no demasiado, estaban los diputados y senadores  socialistas a quienes todo parece darles igual salvo, naturalmente, los suculentos estipendios de fin de mes. No atisbo demasiadas diferencias respecto de los otros pues ambos llevan a la patria esencialmente en el bolsillo ¡Cómo aplaudieron, oiga!  Los mismos que en breve votarán a favor de una Ley de Amnistía  que de iure y de facto supondrá el principio del fin de nuestra democracia y el mayor ataque conocido a la independencia del poder judicial. Dicen que el prólogo de la citada Ley será largo y sesudo.  Por conductos que debo callar ha llegado a mis manos y, gustosamente, les ofrezco una sinopsis del mismo:

En aras de conseguir los apoyos necesarios para la formación de un Gobierno Progresista, Ecosostenible, Animalista, Verde, Eólico, trotskista/lenilista, empoderado y resiliente,  el Estado reconoce: 

Primero:  Que los delitos cometidos por los promotores y colaboradores del llamado procés no existieron. Sólo anidaron en las mentes de algunos jueces y magistrados trasnochados y fachas, que no acaban de entender el uso utilitarista y alternativo del Derecho.  

Segundo: Que las actuaciones de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado con ocasión del referéndum catalán del 1/10/2017 fueron desproporcionadas e innecesarias y, por tanto, que la violencia ejercida por los educadísimos ciudadanos catalanes contra los primeros fue lícita. Los 431 policías y guardias civiles heridos fueron una mera invención del Ministerio del Interior por entonces en manos “peperas”. 

Tercero: Las pesquisas, juicio y sentencia del Tribunal Supremo contra los que desoyeron las resoluciones del Constitucional, quebrantaron la legislación vigente e ignoraron las enésimas advertencias del Gobierno de la Nación, se dan por amortizadas.  

Cuarto: Los indultos posteriormente concedidos por el Consejo de Ministros fueron claramente insuficientes pues las cárceles del Estado fueron concebidas únicamente para presos comunes, vulgares u ordinarios; en ningún caso para los Ilustrísimos presos políticos cuyos escaños pudieran ser decisivos para alcanzar la gobernanza de la nación.   

Quinto: El Estado, reconociendo su propia ILEGITIMIDAD y animando al poder judicial a reconocer la suya, tiene a bien conceder la amnistía a todos los que, subyugados por el insoslayable y lícito conflicte polític, fueron injustamente hostigados, perseguidos, juzgados y condenados.  

Sexto: Se exhorta a los venideros politburós de la Unión Asimétrica de Repúblicas Socialistas de Enestepaís, a excluir de sus leyes de memoria histórica lo acaecido desde el 01/10/2017 hasta la entrada en vigor de la presente ley. Hágase otro tanto con los asesinatos, extorsiones, secuestros y demás actos de violencia de ETA, GRAPO, TERRA LLIURE Y EL EXÉRCITO GUERRILHEIRO DO POVO GALEGO CEIVE. Como quien dice, borrón y cuento nuevo.  

Séptimo: Este Estado, en aras de reconocer la cooficialidad lingüística, no sólo comprende y ampara el conflicte polític, sino también del conflito político y, ¡cómo no!, el gatazka politikoa. 

Disposición adicional única: A imagen y semejanza del ingsoc orwelliano, el Gobierno se compromete a crear el Órgano Supremo de Propaganda cuya composición y funciones serán las siguientes: 

Composición: 

Presidente: El Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo. 

Secretario: El Presidente de la Corte Suprema Popular que será el Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, al asumir ambas funciones. 

Vocales: un representante del PNV, un representante de JUNTS (o como quiera que se llame en un futuro), un representante de PODEMOS, un representante de SUMAR, un representante del BNG, un representante de EH-BILDU y un representante de ERC. 

Tesorero: Tito Berni con carácter vitalicio. Suplente: Bárcenas.  

Funciones: 

  • Procurar, por tierra, mar y aire, que Francisco Franco Bahamonde siga bien vivo. 
  • Exhumar e inhumar, cuantas veces sean menester, a Franco y a José Antonio Primo de Rivera para que la llama del odio entre españoles no se apague nunca.  
  • Prohibir la fiesta de los toros, la peineta, el cancionero de Manolo Escobar, los serenos (allí donde los hubiere), la caza, la Semana Santa, las misas, la zarzuela, los belenes, los villancicos, las zambombas, los Seat Seiscientos y los “Mil Quinientos” que todavía circulen, las familias numerosas, la paella valenciana, los chuletones, los pantanos y cualesquiera otras reminiscencias que directa, indirecta u oblicuamente pudieran recordar el caudillato del Chache Paco.   
  •  Promover y auspiciar la igualdad radical de los españoles/las/los en la pobreza de modo que su dependencia del Estado sea la deseable.  
  •  Esquilmar al currante para subsidiar al parásito. 
  • Promover la suelta de violadores y la encarcelación de la oposición. 
  • Consignar cuantas partidas presupuestarias sean necesarias para exhumar y dar civil sepultura a los soldados y milicianos del bando republicano. En el caso de que aflorasen soldados del bando nacional, curas, monjas o seminaristas, échese de nuevo tierra sobre ellos.
  • Convertir el cementerio de los Mártires de Paracuellos del Jarama  en un parque temático donde corran  la “nieve”, las señoritas que fuman en pipa y las gambas, que tanto gustan a distinguidos sindicalistas y demás usufructuarios del dinero público.
  • Exterminar las águilas perdicera, calzada, culebrera, imperial ibérica, pescadora y real que tanto recuerdan al Águila de San Juan.
  • Etcétera, etcétera y etcétera. 

Háganse cargo. La caricatura y el sarcasmo hacen más liviana la carga. Tiempos decadentes donde la inmediatez, la relatividad ética y moral y la estupidez campan a sus anchas. Tiempos de empoderamientos, resiliencias, inclusivismos, eficiencias y demás gansadas al uso. Tiempos en los que la palabra dada carece de valor alguno. Tiempos de charlatanes y de burlados que, a fuerza de serlo, acabaron amputándose las alas y olvidadando sus soberanos discernimientos. Tiempos donde el odio es más fuerte que la convicción. Malos tiempos para la lírica (que cantaran “Golpes Bajos”) e idóneos para la frivolidad más esperpéntica.

No pasa un sólo día sin que Europa, y España con ella, desdeñe lo que, pulido a lo ancho y largo de su tortuosa Historia, cimentó su mejor versión. Al derecho romano, la filosofía griega y cristianismo, superadas las exégesis y praxis de mentes desquiciadas, debemos la grandeza que de un tiempo a esta parte se va desmigajando por las esquinas. La democracia representativa, el imperio de la Ley y la igualdad de los ciudadanos ante ella o la efectiva y radical separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, no son hallazgos espontáneos sino conquistas intelectuales que de ninguna manera deben darse por descontadas. La Historia, también la europea, está entreverada de obscuridad y de ilustración  y es en ésta última donde los ciudadanos dieron lo mejor de sí.

Descendamos a lo concreto. La igualdad entre el hombre y la mujer, la aconfesionalidad de los Estados, el respeto a la espiritualidad  y creencias ajenas (siempre y cuando no contravengan ni pongan en riesgo la cultura o las conquistas sociales e individuales sobre las que se asientan la dignidad y forma de vida de los europeos), la redistribución de la riqueza, la progresividad impositiva, la jurisdicción de la Justicia sobre la resolución de los conflictos, las libertades individuales y, en definitiva, todos los frutos de nuestras fecundas raíces deben ser preservados y protegidos frente a toda agresión propia o impropia.

Desde esa fortaleza, Europa debe levantar su rostro para mirar al mundo desde la verdad y la justicia. Aunque no interese, aunque no convenga pues las recompensas de tales virtudes, aun no cotizando en bolsa, vendrán por añadidura.